Alguien lloró en mi velorio

A la zaga de las grandes ciudades , los pueblos del interior siguen cautivos, felizmente para los nostálgicos, de muchos hábitos y costumbres que el llamado “ progreso “ inexorablemente los va desechando y cambiando por otros nuevos ; mientras tanto, dan lugar al goce de experimentar y tenerlas en cuenta , dando origen a sentires y reflexiones como las que motivan mi relato.
Como “ nostálgico incurable”, como dice el viejo valsecito criollo, todas las tardes leo “El Heraldo”por internet yendo sin más demora a la página fúnebre . Como chiste macabro repito el mismo libreto :- lo hago para ver si figuro en la lista .- si no me encuentro, sigo viviendo tranquilo.-
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Hace unos días muere en mi querida Concordia un pariente cuyo grado de parentezco ninguno de los dos pudimos dilucidar con exactitud , detalle que nunca nos importó por tratarse de algo secundario al afecto que mutuamente nos ligaba desde siempre, relación fortalecida con los años en que se agregó mi condición de médico de toda su numerosa familia y muchos de ellos sangraron alguna vez bajo el filo de mi bisturí .
Hasta hace mas de siete años , en que por motivos que no vienen al caso , después de ejercer mi profesión durante mas de cuarenta años, vine a vivir a Buenos Aires.
Mi pariente se llamaba Angel , como yo, nombre adecuado para pasar el resto de su eternidad en ambiente celestial al que yo no tengo prisa ni esperanzas de llegar.
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Mi condición de jubilado me permite disponer de tiempo para reflexiones y elucubraciones filosóficas e imaginativas facilitadas por mi natural tendencia a desarrollar con placer veleidades literarias que ocupan mis horas de “ el reposo del guerrero”, imaginándome situaciones y hechos posibles que satisfacen mis tendencia lúdicas .
Fantaseaba imaginando escenas acorde a las viejas y arraigadas idiosincrasias peninsulares del sur , la Basilicata.- Desfilaban revoloteando alrededor de mi cabeza , alaridos de llanto con simulacros de rasgadas vestiduras , crisis histéricas con desmayos espectaculares y comedidas abanicando a la posesa con revistas o elementos a mano adecuado para el caso.
Conociendo la personalidad de Angelito , como lo llamábamos cariñosamente , suponiendo exageraciones por su fama de buena persona en toda la extensión de la palabra, lo consideraba merecedor de semejantes manifestaciones al final de los 93 años bien vividos, bien gozados y bien queridos en que dejó su existencia .
Era un tipo jovial, dicharechero oportuno e ingenioso , rápido y agudo en sus contestaciones , quedándose con la última palabra, mientras su interlocutor se reía por la ocurrencia escuchada.
Hasta que las limitaciones antropológicas que el tiempo le fue imponiendo , mi homónimo fue un Don Juan a la italiana con marcado toque criollo en su delicada rusticidad y aun reconociendo las grandes diferencias culturales nunca dejé de compararlo con el inolvidable “ caballieri” Vitorio De Sica .
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El velorio llegaba a su fín y personal de la funeraria ponía manos a la obra acercando la tapa del cajón para cubrir para siempre la estampa de mi pariente de la vista del mundo de los vivos.
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Con paso vacilante, rosario en mano, acariciando sus cuentas nacaradas , una mujer sesentona va recortando su silueta menuda al trasluz de la entrada de la capilla ardiente llegando hasta un costado del cajón , apoyando sus manos e inclinando la cabeza hasta besar la frente de mi querido Angelito , paralizando, para sorpresa de todos, el corolario habitual de un velorio , hasta ese momento sin hechos relevantes para comentar al regreso a casa.
¡Pobrecito mi doctorcito querido ¡.- ¡ Como cuidó a mis padres!.- ¡Operó a toda la familia ¡.
Sin perder el control y haciéndose cargo de la situación , el maestro de ceremonias con la que toda empresa fúnebre cuenta , atento y vigilante , garantizando el desarrollo correcto de la ceremonia llegó de inmediato a la vera de la agradecida y expresiva señora y tomándola cariñosa pero firmemente de los hombros y con el mejor tono , previniendo reacciones desagradables , le dijo:- Señora ,este no es el Dr. Cutro , se llama igual y el doctor está vivo.-
La mujer lo miró fijo abriendo grande los ojos , sus manos se aquietaron cuando del rosario habían pasado tal vez mas de la mitad de las cuentas .
Todo ocurrió en pocos segundos . Su cabeza giró 360º, como faro avisor del papelón que pasaba.- Su cara perdió la máscara de unción con la que había entrado , se irguió recuperada y hasta parecía mas alta que cuando llegó.
¡ Disculpen ¡.- dijo como único comentario y apurando sus pasos tanto como se lo permitían sus piernas flacas , enfiló rumbo a la salida.
Un murmullo con risas mal contenidas fue la melodía que acompañó el cierre del cajón , vehiculo conductor hacia el último destino de Angelito. Completando con el último rito el fínal del velorio en que deudos y amigos se acercan al ataud en busca de una manija , amoroso privilegio , rubricando el afecto hacia el ser querido que parte.
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Homenaje póstumo que ofrendo a mi querido Angelito . Digno broche de humor a quien tanto amó la vida , rió y provocó risas y si hay algo por el cosmo que hace que los muertos vean al contemplar su velorio , seguro que mi pariente volvió a morirse de risa.

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