La compañerita del año anterior

La compañerita del año anterior

Era la misma pero estaba distinta.
A su paso dejaba un perfume que antes no había notado, provocándome inquietante cosquilleo en todo el cuerpo. Su piel había tomado una humedad particular de poros abiertos, sus ojos brillaban más, iluminando mis mañanas escolares.
Era la misma , si, pero su presencia me ponía distinto porque yo también había cambiado.
Lucía se sentaba adelante mío ; la distancia entre nuestros bancos parecía menor que en el año anterior, o una fuerza nueva y atrayente lo hacía parecer así.
La presentía más cercana. De su cuerpo surgía un llamado hasta ahora desconocido, pero que me gustaba, mientras vislumbraba promesas para los meses venideros en el aula.
Como el año anterior traía el cabello recogido en cola de caballo, sujeto con una cinta azul.
Supe que antes no le había mirado la nuca, sin embargo recordaba su cinta azul, aunque sin darle importancia.
¡Qué blanca y lisita tenía su piel!- y la suave pelusa no sólo no la afeaba sino que resaltaba su encanto en forma increíble;hasta la tenue costra detrás de las orejas, con un halo rosado, me parecía armonioso.
Su arito de fantasía, terminaba en una campanita navideña que se balanceaba constantemente, porque Lucía no sabía estar quieta.
Mis ojos trataban de seguir sus movimientos, interrumpía inconscientemente mi respiración para no perder detalles. Un tizazo de Ferreyra me dió en la nuca y quebró el hechizo. Mi agresor me miraba con cara de “Yo no fui”, dejé la venganza para otra oportunidad. La señorita Dora andaba cerca.
La niñez se me fue yendo, pero yo seguí soñando y recordando aquella compañerita y comparándome nada menos que con Dante, -¿por qué no?- que se enamoró pérdidamente de Beatriz a los nueve años durante las fiestas de mayo.

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